sábado, 8 de septiembre de 2012

Lie or Die

-No sé qué hacer. Tengo un problema.
-...
-¿Sabes quién es ella?
-Si.
-Estoy enamorado.

Chute de aerosol. Un cigarrillo. Otro. No se la ve la cara, todo ese pelo rubio se lo tapa y la poca luz tampoco hace demasiados favores. Se lo aparto, sabiendo qué voy a ver. Se lo aparto, con miedo de lo que voy a ver.
Brillan mientras bajan por la mejilla, haciendo que se corra el rimmel. Quizá es lo que deberíamos estar haciendo nosotros. Pero no, se nos ocurrió la brillante idea de ser sinceros.

Las lágrimas nunca se llevaron bien con las papelas y los siguientes dos cigarros se los tengo que liar yo. ¿Qué se siente cuando el que te acaba de matar intenta resucitarte? Nunca me atreveré a preguntárselo, supongo, pero yo me estoy muriendo con ella. Es triste acabar con lágrimas, o ganas de llorar y que el beso de despedida sea un cigarro medianamente bien liado.

Al fin y al cabo, las despedidas siempre han sido tristes.